Los otros días recordaba el resurgimiento de los grafittis con la vuelta de la democracia a nuestro país, en los principios de los 80s. Y en epecial un graffiti de los vergara que rezaba "El sida no tiene cura, pero hay curas con sida"...
Más allá de lo anacrónico que resulta hoy, se leía como una manera "rebelde" de exponer la hipocresía de la iglesia con respecto a la sexualidad y la culpa que hacía que muchas personas prefirieran someterse a un régimen que negara su sexualidad con tal de no sufrir socialmente lo que significaba asumirse diferente.
Por caso la hoy ya predisposición manifiesta de alimentarse a pebetes, como tantas otras aberraciones que surgen cada vez que cierta luz se posa sobre los "actos privados" de los miembros del clero creo muestra a las claras las alteraciones psíquicas que genera un régimen de marcado sometimiento en personajes que evidentemente acarrean traumas de orden sexual; traumas que hasta quizás hayan sido responsables en la decisión vocacional.
Con temas tan sensibles y actuales como la absurda negación de la existencia del aborto y por consecuencia la lisa y llana aceptación de la inequidad social que acentúa su clandestinidad -entre muchos otros temas de salud pública- la hipocresía de la Iglesia ya resulta insostenible...
Frente a eso, la antigua palabra "puta" cambia ligeramente su connotación, en la medida que describa un cierto acto de libertad sexual y de adaptación al medio capitalista.
De todas maneras, atento a la realidad de nuestros días me temo las mafias del mismo capitalismo ya hayan superado ampliamente el terreno del viejo proxeneta y su concubina, y la esclavitud junto con la explotación de pobres sean hoy los patrones imperantes de la actividad.