lunes, 5 de abril de 2010

La Inseguridad Informativa.

Para ponernos a tono con el tema, propongo sincerar algunas definiciones que parecieran ser parte del sentido común a esta altura, pero que sin embargo creo necesario aclarar.

Cuando los medios titulen "Inseguridad", deberá leerse como: La pequeña parte de la violencia social que sufren los sectores de las clases medias urbanas que poseen al menos una propiedad y un automóvil.

Y cuando los mismos medios titulen "Seguridad Jurídica", por ello deberá entenderse: La seguridad de tipo "Premium" que exigen los invesionistas por sobre el resto de la sociedad y que supone no ser alcanzados por ninguna ley o norma jurídica local que vaya en contra de sus particulares intereses económicos -sean éstos lícitos o no- y que impida la posibilidad siquiera de tener que litigar en algún tribunal de la desbordada Justicia Argentina, como cualquier otro ciudadano común.

Mi pregunta general es por qué los medios no interpretan el problema de la inseguridad de manera amplia, general, como un ya más que evidente resultado de la escandalosa desigualdad y la creciente violencia social que sufre la sociedad toda? Por qué en cambio insisten en situar su visión sesgada solamente en hechos particulares que sufren algunos sectores determinados, amplificando con gran reiteración los mismos para terminar transformándolos en la virtual generalidad?

Simplemente porque los medios de comunicación que hoy tenemos, concentrados, corporativos y cartelizados, fueron creados para atender perversamente al negocio de quienes los gestionan y explotan y no para brindarnos información seria o confiable. No ofrecen servicios de información para los ciudadanos sino que entienden a la noticia como un simple producto, la recogen o no, la editan, la enriquecen o la empobrecen con el único fin de lograr su venta de la manera más rentable.

Siguiendo su propia lógica, todos los medios de alguna u otra manera buscarán entonces captar, impactar en aquél sector de la sociedad que más pueda pagar por sus notables productos; y ése sector será el de las clases medias urbanas. Aquí entonces, la principal razón por la cual todas las noticias serán especialmente diseñadas para atender y atrapar a estos sectores, utilizando todos los recursos posibles y todas las herramientas disponibles para lograr despertar su histeria, aprovechar sus comportamientos compulsivos y enriquecerse así con el vil usufructo de sus propias miserias.

Porque los medios de comunicación que dicen tener como objetivo informar, en verdad no miden su éxito en función a la cobertura real de todos los hechos que fueren o merezcan ser noticiables, ni tampoco por el desarrollo de la noble profesión de los cada vez menos periodistas que emplean -que aún desde el "pobre lugar" que les toca tratan de informar- sino que lo miden en los mayores o menores dividendos que generen sus persuasivos títulos, sus espectaculares noticias y por ende su rating, sus ventas.

Y para poder responder a ello -y a los accionistas- las corporaciones de medios estructuran sus diversas empresas asociadas de manera economicista, entendiendo a los profesionales de la información que las componen no como periodistas independientes sino como simples empleados, recursos humanos subordinados y que no tendrán como objetivo profesional a la búsqueda de la verdad y la equanimidad, sino que como fruto de su relación de dependencia obedecerán una línea editorial especialmente creada para soportar los intereses comerciales de la corporación y que será por todos aceptada de manera indiscutible para poder lograr imponer un relato, formando opiniones subordinadas e implementando un discurso único.

Como punta de lanza, estas corporaciónes tratarán de imponerse a través de sus modernos medios audiovisuales, y para competir con agilidad necesitarán cada vez más de los servicios de los novedosos "presentadores de noticias" en lugar de los clásicos y simples periodistas que en vez de dejar fluir los negocios siempre tendrán la mala costumbre de intentar pensar antes que repetir.

Así es cómo estas decisiones meramente empresariales y cada vez menos éticas terminan tergiversando el ejercicio periodístico, informativo o de opinión, menoscabando y bastardeando a los verdaderos profesionales de los medios. La diferencia mayor está dada en que mientras unos vocacionalmente buscan desarrollarse a través de la lógica de la profesión periodística, la búsqueda de la verdad, los otros solamente encontrarán su tan buscado desarrollo personal y económico sólo conseguiendo cierta notoriedad.

Qué es un Presentador de Noticias? Un presentador de noticias es un personaje obsesivamente preocupado por las formas y que por lo general desconoce el fondo de las cuestiones que atañen a lo que hace o dice frente a una cámara y a las intenciones de la empresa que lo contrata, o al menos si las conoce, no manifiesta interés por sus alcances.

Su labor no es una profesión -como lo es la del periodista- tampoco encuadra dentro de un oficio como el del maquillador, camarógrafo o escenógrafo del canal, sino que su saber y su hacer más bien encuadra en lo que conocemos como una "ocupación"; para decirlo en pocas palabras, su talento estará dado en la menor o mayor capacidad de leer un texto de corrido y en vivo, interpretarlo ejecutando tonos adecuados y tratando de gesticular de acuerdo a lo que editorialmente de uno se espera, pudiendo utilizar reiteradas muletillas como para poder construirse una particular personalidad dentro de la pantalla y hacerse un lugar destacado en la empresa si fuera posible. No tendrá que estar formado para mucho más.

Con éste marco comercial con que se maneja la difusión de la información, la "inseguridad" aparece como un gran negocio para los medios y para la sociedad toda. La clave está en que ésta despierta morbo en las personas, bien manejada genera gran venta de noticias y como si esto fuera poco, finalmente actúa como disparador en la actividad económica de toda la sociedad en condiciones de consumir algo.

Porque el miedo de las clases medias -las que por volumen más pueden consumir- activa y genera más consumo; consumo desde la compulsividad a recurrir a unna seguridad privada hasta cualquier cosa que psicologicamente prometa calmar la ansiedad generalizada. En cambio el mismo miedo en las clases bajas, ejemplificado en el de una madre a la que le matan a un hijo a palazos en un recital de rock villero, o por una hija que muere en la salita del barrio por haber llegado desangrada a causa de un aborto mal hecho -lamentablemente para ellos y su clase- esto no dispara a su familia a consumir más por ello, razón por la cual estos hechos rara vez serán noticiables.

La cuestión final está dada en que ése verdadero miedo, ése dolor por la pérdida de un ser querido no se soluciona ni se calma pagando a un vigilador privado (privado de beneficios sociales gracias a su empleo en negro, obviamente), tampoco se calma o se frena comprando una reja alta y punteaguda, una alarma, un gas pimienta o una pistola cromada. Curiosamente, ése miedo en las clases bajas ni siquiera contribuye a vender más diarios...

Últimamente las clases bajas sí pueden conseguir estar en los medios más allá de formar parte de una estadística en algún gráfico de barras de una infografía de la Nación o Clarín. Gracias al la espectacularización de la información antes mencionada, ahora tienen la posibilidad de ser protagonistas de algún segmento o episodio de "Policías en Acción"; programa de televisión donde la triste realidad de la población y la pobreza de los organismos estalates que pretenden brindar seguridad es transformada en un dinámico producto de consumo audiovisual especialmente creado para el entretenimiento de las clases medias y donde pobres diablos pretenden creer que será a través de su miserable realidad como se transformarán en figuras con reconocimiento público.

Lamentablemente, este negocio de la exposición de las miserias humanas en la pantalla suele ser tan efímero como como los episodios del programa y difícilmente estos actores fortuitos lleguen a consagrarse. Debo decir que a pesar de éstos programas que parecen hasta ficcionar la realidad, si sos Arquitecto, Ingeniero o Licenciado y tenés un automóvil, tenés 98% de posibilidades de ser tapa de Clarín si desgraciadamente perdés la vida en un hecho de violencia urbana.

Si en cambio, sos un pobre villero, tendrás 600% más de posibilidades de morir en un hecho de violencia urbana, pero 0,1% de posibilidades de hacerte famoso saliendo en La Nación o Clarín por ello.

RG 4/10

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